Los primeros linos de la mesa: cómo los detalles cambiaron la forma de comer
Origen y evolución del mantel y la servilleta
El lino blanco se ha convertido en un material indispensable tanto en nuestros proyectos como en la decoración de nuestras mesas. Nos inclinamos por el blanco debido a su capacidad para adaptarse a cualquier entorno, su luminosidad y la sensación de pureza que transmite. Es como un elegante lienzo que resalta la belleza de cada elemento colocado sobre él, destacando tanto la vajilla como los accesorios.
Del mantel a la servilleta
Los primeros manteles datan de la época romana, y curiosamente también estaban confeccionados en lino blanco. En aquellos tiempos, los comensales solían sentarse alineados, compartiendo el mantel para limpiarse las manos y la boca, en lo que podría considerarse un primer antecedente de la servilleta moderna.
«La última cena» de Dietric Bouts, 1464-1468. Forma parte de un tríptico de Saint Peter's Church
La servilleta ha evolucionado y adoptado distintas formas y funciones a lo largo del tiempo, vinculándose a la cultura, la etiqueta y la innovación en diferentes civilizaciones. Existen relatos y leyendas que atribuyen su creación a diferentes figuras históricas, lo que ha generado una interesante disputa sobre su verdadero origen.
Se cuenta que durante la Edad Media, en las tabernas, era común colgar un paño de las paredes para que los clientes pudieran limpiarse las manos mientras comían. Sin embargo, fue después de la Revolución Francesa cuando el duque Jaques de Serviliet, al abrir su restaurante, implementó una innovación en la disposición de la mesa: cada comensal recibía sus cubiertos envueltos en una tela, la cual no solo cumplía la función de proteger los utensilios, sino que también se utilizaba para limpiarse durante la comida. Esto marcó un cambio significativo en la etiqueta y en la manera de organizar el espacio en las comidas formales.
Otra de las teorías sobre el origen de la servilleta está relacionada con el genio renacentista Leonardo da Vinci. Durante su tiempo como maestro de ceremonias y organizador de banquetes en la corte de Ludovico Sforza, se cuenta que los invitados tenían conejos atados a sus sillas, que usaban para limpiarse los dedos grasientos. Da Vinci, buscando una solución más elegante, propuso que cada invitado recibiera un paño personal para limpiar sus manos y cuchillos. Escribió: "He ideado que cada comensal tenga su propio paño, que, una vez ensuciado, pueda plegar para evitar ensuciar la mesa y mantener la compostura de la cena". Sin embargo, sus contemporáneos no entendieron la genialidad de esta idea en su momento, y su uso no se popularizó hasta mucho después.
Retrato de Leonardo Da Vinci
La servilleta: etiqueta y refinamiento
Una curiosidad menos conocida es que, durante el Renacimiento, las servilletas bordadas con emblemas familiares o iniciales del anfitrión se convirtieron en un símbolo de prestigio entre la nobleza europea. Las familias adineradas competían por exhibir las servilletas más elaboradas y decorativas en banquetes, no solo como un elemento práctico, sino también como una forma de demostrar poder y riqueza. Este detalle añadido al refinamiento de las mesas ayudó a consolidar el uso de la servilleta en entornos formales.
Además, durante el reinado de Luis XIV de Francia en el siglo XVII, el monarca impuso estrictas reglas de etiqueta en la corte de Versalles, y una de ellas era el uso adecuado de la servilleta. En los banquetes reales, se esperaba que cada invitado colocara una gran servilleta de lino sobre su regazo durante la comida. Este protocolo contribuyó a la difusión de la servilleta como parte integral del servicio de mesa, afianzándola como un símbolo de refinamiento y elegancia.
«Les buveurs de vin», Jacques Autreau, 1730
Compartimos el cuidado de la mesa y la importancia de los detalles. Cada pequeño esfuerzo, desde el mantel hasta la servilleta, mejora no solo la estética, sino también la experiencia en torno a la comida, creando momentos más significativos y agradables para todos los presentes.